El ambiente ha estado bastante tenso en el trabajo últimamente. Los reporteros lo han notado y sienten lo que en mis días de universidad hubiera llamado 'perturbación en la Fuerza'.
Esto vino a mi mente pues cuando cursaba el segundo año de la licenciatura, hace once años ya, ocurrió un evento al que sólo puedo llamarlo como fortuito. Del tipo de cosas que no creería nadie que pudieran suceder, pero estaba en casa, viendo pacíficamente la televisión cuando un claxon insistente sonaba fuera de mi ventana.
No tenía intenciones de asomarme puesto que no esperaba a nadie y no pensaba que nadie quisiera venir a verme. nadie relevante al menos, mis amigos no tenían reparos en tocar el timbre para hacerme bajar pues el rudimentario intercomunicador estaba descompuesto desde hacía meses.
Después de un par de minutos de sinfonía de bocina de automóvil decidí levantarme. El ruido me hacía casi imposible ver ese último capítulo de Los Simpson que ya no recuerdo de qué iba. Cuál sería mi sorpresa cuando bajo mi ventana estaba el auto dorado de Cynthia, un tsuru de los cuadraditos perfectamente limpio. Obvio lo reconocí al instante y una extraña arritmia me atacó el pecho.
¿Por qué la mujer que me gustaba estaba tocando el claxon bajo mi ventana? ¿Sería acaso que un macho alfa viviría en el mismo departamento? Hipótesis poco probable porque a pesar de mi desprecio por los vecinos, era imposible cruzarme con ellos en todo momento, y no había visto jamás a un hombre del tipo como lo que Cynthia solía frecuentar.
Ella volteó hacia arriba y dejó de tocar el claxon. Me había visto y se estaba bajando del auto al momento que me gritaba: "Baja Claudio, vámonos".
No lo dudé un instante, revisé mi aliento, el lustre de mis zapatos y prácticamente rodé por las escaleras. No estaba pensando claramente entonces, pero me tomó de la mano y prácticamente me secuestró. Me llevó al cine a ver "La Amenaza Fantasma" y luego a cenar comida china. Me imagino que no es necesario decir que esa noche no dormí en casa.
Con esos antecedentes, debe resultar extraño y a la vez confuso el que, el lunes, al entrar a la oficina, tarde por supuesto, me haya encontrado con tres paquetes de compañías de mensajerías distintas. Los tres sin remitente visible y los tres alineados de mayor a menor.
Por un segundo me sentí como niño en navidad, pero luego recordé la psicosis del ántrax y las cartas bomba de las películas. Abrí primero el más grande de todos, una caja de medio metro de alto con una enorme canasta de frutas dentro. Tenía una tarjeta que leí en voz alta sin pensar: "Siento lo de mi mamá, ¿lo intentamos de nuevo este fin de semana?". Al momento volteé la cabeza y vi a todos los reporteros asomados en mi oficina. Todos menos Carolina. Sólo les regalé una mirada de reproche y cerré la puerta tras de mí.
El segundo paquete era como una caja de zapatos, dentro y debajo de una enorme cantidad de serpentinas y confeti estaba una bolsa de plástico transparente, herméticamente cerrada que contenía un par de palitos chinos de comida, la llave-tarjeta de un hotel cercano a la oficina y un par de boletos de cine cortados por la mitad de la función de media noche de La Amenaza Fantasma en el Cinemex de Bucareli, el 20 de agosto de 1999. Sonrío.
En mi mano derecha el tercer paquete, más bien un sobre de DHL sin ninguna marca exterior, dentro se siente un objeto de pequeño metal y una hoja de papel doblada. En mi mano izquierda la llave-tarjeta del hotel cercano.
No me cuesta trabajo la decisión. Dejo el sobre a buen resguardo en mi cajón y salgo de la oficina dejando a Carolina a cargo del grupo de reporteros. Ya no los veo, pero puedo sentir el odio con el que me miran en la espalda.
¿Cynthia? ¿Sería posible?
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5 comentarios:
tres caminos distintos y en apariencia bastante atractivos...
creo que empiezas a mudar de corazón claudio
... a pesar de que deletreas ciertas cosas que odio en los hombres es imposible no sentir cierta atracción
ja.. ya se
es enfermo esto es solo ...
rayos
me voy
suerte en el proceso de salir de ese laberinto
o estas metiéndote.?
no pierdas la llave de tu corazón eso es lo que importa
solo tu
aunque suene egoista.
Pero qué hombre tan afortunado caray!!
O sea, yo que me considero coleccionista de cursilerías, no tengo ningún boleto de cine de tanto año atrás!!!!
Bueno, sí tengo boletos de cine viejos y ya casi borrados, pero ninguno donde algún chico me haya acompañado.
Más, más, más!!
Queremos leer más, más, mássss!
Ahyy hombres, no les falta la oportunidad, chido ¡¡ bien por ti, pero estamos bien intrigados y nos dejas con ganas de saber mas.
Saludos ¡¡
Es verdad que cuando una puerta se cierra se abren muchas ventanas. Sin embargo, lo que tenés, lo que te gustaría querer y lo que realmente querés son tres cosas diferentes.
Beso grande guapo!
Concuerdo con sophie a lo poco que he entendido creo que tengo que pasar por entradas anteriores para saber bien
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