viernes, 8 de enero de 2010

SANGRANDO.

No hay, no había, ni nunca hubo razones reales para el rompimiento. No desde mi perspectiva, sin embargo es un común denominador que he detectado en las mujeres.

Carajo, que no sé ni siquiera si a esto que sucedió ayer se le puede llamar rompimiento con todo lo que eso implica. Porque vamos, ¿qué tipo de frase es: "No te quiero en mi vida pero necesito saber que siempre tendré tu hombro para llorar y tus brazos para consolarme"? No sé en realidad qué me da más coraje, si el hecho de que ella me considere un completo imbécil que estará como perro faldero siempre en espera de que se me tire un hueso, o la idiotez de haberlo aceptado, de haberme conmovido con sus lágrimas y asentir con el convencimiento de que estaba cometiendo el error más grande de mi vida.

No fue una situación de: "Se acabó, terminó, continuemos". Lo que ella quería era alejarme lo más posible pero con la vela prendida de volver en cuanto tuviera la oportunidad. O eso pienso ahora con la cabeza un poco más fría.

La cuestión es así: Sus padres atraviesan por una complicada separación después de años de vivir juntos y soportarse; si bien es cierto que las cosas en su casa nunca fueron ideales, la simulación tan socorrida en los hogares de este país ocultó por un par de décadas el irremediable distanciamiento entre los padres de Déborah. Eso lo entiendo, a pesar de sus veintisiete años, ella es muy apegada a su familia y sé que el estallido de la bomba no pudo sino partirle el corazón.

Hasta ahí está todo bien entre nosotros, pero ayer me trajo la noticia de que ha decidido que nos separemos. Por mi bien. ¡POR MI BIEN!

En ese punto es en donde pierdo la calma. ¿No se supone que una pareja ha de apoyarse en las buenas y en las malas? ¿No se supone que la persona con la que quieres compartir el resto de tu vida es la persona indicada para acompañarte en un duelo? ¿No se suponía que íbamos a estar siempre el uno para el otro? Y en último de los casos, ¿ella sabe mejor que yo lo que me hace bien? ¡Déborah era mi bien!

La medicina de la edad media no funciona desde hace cinco siglos. No es necesario sangrar al cuerpo para curar una enfermedad desconocida. Las mujeres no deberían hacer eso, no deberían alejarse de lo que más aman por un problema que no afecta directamente a su relación. En la Europa medieval, a los anémicos o a los leprosos les abrían la piel en sitios específicos para eliminar cualquier rastro de la enfermedad en la sangre, pero lo único que provocaban era la muerte del paciente.

Yo no me estoy sangrando a Déborah, hacerlo sólo provocaría que me perdiera de inmediato. Ella tomó la decisión unilateral e incomprensible de terminarlo todo y yo simplemente asentí con la cabeza. Espero que no me busque pronto. No este fin de semana porque...

...tengo una cita el viernes por la noche.

Ya les contaré.

3 comentarios:

Jo dijo...

uno entre tanta tribulaciòn cuida de proveerse de sentido para aminorar el broken jart sindrum
es curioso ... cuando yo comenze el blog fue justamente por algoparecido a lo tuyo

pero yo me salve pero segui naufragando mucho tiempo a pesar de que no hubo compromisos serios .. solo promesas

el tiempo dira pero cada quien lo resuelve a su tiempo
sin torturas

espero

besos.

jess dijo...

Yo la verdad es que nunca he querido lo suficiente como para hacer o recibir una propuesta de ese tipo.

¡Suerte en tu cita!
Lindo finde!

NN dijo...

Yo tampoco entiendo eso de que "es por tu bien", caray mi bien es estar contigo por eso te busco, pero en fin cada cabeza es un mundo no?

Sabes algunas veces admiro eso en los hombres de que terminan un dia y al dia siguiente estan con otra persona, y las mujeres bueno al menos yo , tenemos que cargar con esa pena por meses y meses.

Me esta gustando tu blog.

Saludos ¡¡