miércoles, 3 de febrero de 2010

COMPAÑEROS DE NOTICIA.

Hay una gran diferencia entre no ser capaz de lograr una erección y no poder mantenerla. No había nada malo conmigo desde el punto de vista fisiológico; del emocional, es otra historia.

Mucho tiempo ha pasado ya y sin embargo las ganas de escribir son insufribles aún. Las ganas de volver a ver el rostro de Déborah en ella misma y no en otros rostros son más grandes e insoportables que las ganas de olvidarla.

Como no podría ser de otra manera, me apersoné en el Bar-Bar a primera hora del lunes de la semana pasada. No soy fan del futbol aunque estoy enterado de las generalidades del entorno. Me había perdido ya la oportunidad de estar en Haití, pero no podía evadirme tanto como para no acudir a cubrir un evento catastrófico, más por la celebridad del herido que por el hecho que se ha vuelto tristemente cotidiano en la ciudad.

También es importante aclarar que tenía más de cinco años de no hacer reporteo en campo. Las nuevas reglas no escritas del pseudo-periodismo actual, me obligaban a presentarme con mis compañeros de "fuente".

Una de las nuevas chicas en motocicleta del reporte vial no se veía tan mal. Nada mal aun vistiendo el pesado traje de motociclista con los logotipos de su grupo radiofónico.

-Aranza- Me dijo cuando se quitó el casco sensualmente, el cabello se soltó en un sexy movimiento parecido al que hacía...

...Déborah.

3 comentarios:

Mujer Maravilla a la Mexicana dijo...

Maldita sea! Ojalá tú lo logres. Yo llevo casi dos años sin él, intentando poder volver amar así y lo único que he logrado hasta el momento es acumular mucha experiencia sexual que para algo servirá, pero mientras más acumulo, la inocencia de encontrar a alguien que junte las características de amigo, nemésis, amante disminuyen.

Un abrazo.

la chida de la historia dijo...

Úchalas!!!

Jo dijo...

Fantaseaba con el reprochable hecho de que nuestras vidas se cruzan definitivamente, aunque también sé que sería un salto al vacío volver a invocar cosas aún cuando tenga otro rostro. Una acción cuyas consecuencias serán difíciles de controlar, siquiera de prever, y así, tratando de alcanzar un imposible llegará a ti a asaltarte la idea de ella sin pensartelo dos veces. Del lado racional al emocional uno está en medio de un laberinto o una maraña.